ENIGMAS DE TASTIL

ENIGMAS DE TASTIL



La ciudad se mimetiza. Esconde su silueta en las rocas de granito. Sumerge sus colores entre blancos, violáceos, amarillos, marrones, y grises que pertenecen tanto a la formación serrana como a la flora autóctona que aparece poco después de abandonar la Quebrada de las Cuevas por el norte o la Quebrada del Toro por el sur. Es extraño llegar y encontrar ese inmenso vestigio de otros tiempos que custodian, a un costado de la ruta, solo un pequeño grupo descendientes. Se pueden adivinar las plazas, las calles principales, los espacios para el mercadeo, para el descanso, las sendas de las mujeres que acarreaban agua desde el vallecito que se abriga allá abajo. Santa Rosa de Tastil, uno de los diagramas urbanos que permanecen silentes a más de 500 años de su apogeo y esplendor.

Ubicada a 100 kilómetros de la ciudad de Salta, Santa Rosa de Tastil es uno de los poblados que se encuentran a la vera de la ruta nacional 51que une la capital provincial con Chile, a través de los pasos de Huaytiquina y Socompa. El ferrocarril transcurre a unos 16 kilómetros de Santa Rosa, por el paraje denominado Puerta de Tastil. Actualmente cuenta con una magra población y dos museos que guardan una pequeña parte de la riqueza arqueológica que sobrevivió al saqueo y a las expediciones científicas.


En la cima de un morro que domina la zona, las 12 hectáreas que cubren las ruinas arqueológicas se elevan a 3.200 metros sobre el nivel del mar, en la Quebrada de las Cuevas, y a medio camino del punto naciente de la Quebrada del Toro. Esta es el marco del río del mismo nombre a cuyo cauce aportan varios arroyos y riachos tributarios.


Puede señalarse a Tastil como una ciudad que se levantó al límite de la región Puneña de esta zona andina, casi al filo de una de las juntas geológicas que demarcan las diferentes capas geológicas. Al pie de la quebrada se encuentra Río Blanco y kilómetros delante Campo Quijano, ciudad cabecera de departamento al cual pertenece el sitio.


Actualmente la población trabaja en el pastoreo de camélidos, ovejas y cabras –que colaboraron con el proceso de desertificación- y en menor escala en una agricultura de subsistencia. En esto comparte con el interior puneño la mayoría de sus características principales, geográficas, climáticas, económicas y antropológicas.

Las cuidad de los misterios

La primer descripción del sitio arqueológico se debe a Eric Boman, investigador francés de principios del siglo XX, en cuya obra la denominara mar de pircas por la cantidad de construcciones que conforman este sitio arqueológico. Otros investigadores como Sirolli, Serrano y Madrazo describieron el sitio. Desde 1967 y hasta 1970, Eduardo Cigliano tuvo a su cargo una investigación interdisciplinaria organizada por la Universidad de La Plata. El análisis de la cerámica proveniente de las excavaciones, permitió concluir que el sitio fue ocupado sin solución de continuidad entre el 1300 y el 1400 y que hubo contacto con subregiones como la Puna, los Valles, selvas occidentales y quebrada de Humahuaca. De acuerdo a los fechados y a las características generales, se ubicó a Tastil dentro del período conocido como Tardío (anterior al dominio incaico).


Boman estimó unos 800 recintos de vivienda para albergar a unas 3.000 personas. Las viviendas son del tipo de habitación simple, cistas, recintos, calles, plazas, etc., realizadas con lajas de la zona, colocadas sin argamasa. Desde el punto de vista arquitectónico, la ciudadela presenta características que la diferencian de otros grandes núcleos descriptos en el NOA. Una de ellas obedece a los patrones propios del período cultural al que pertenece –forma rectangular y cuadrangular de las casas- y otra al acondicionamiento de estas formas geométricas al medio físico, a la topografía del terreno. Según el arquitecto Mario Lazarovich, quien tuvo a su cargo la Dirección de Patrimonio Cultural de la Provincia de Salta, los constructores siguieron el “ritmo de las montañas que circundan a la población”, concibiendo, a nuestro entender “moderno”, una ciudad ecológica perfectamente relacionada con el entorno.


Para Cigliano, un estudio exhaustivo descarta la agregación espontánea de unidades habitacionales y “por el contrario, pone en evidencia que sus habitantes debieron adecuar sus viviendas en un plan edilicio preestablecido”. Otros investigadores como el antropólogo salteño Jorge Pantaleón indican que en la antigua Tastil existía una organización en la que aún no había surgido el estado.


La ausencia de una organización política estatal, se contradice a la planificación de una ciudad como suponen Cigliano y otros estudiosos. “Si bien –dice Pantaleón- el período tardío se caracteriza por la militarización de las poblaciones, por la inexistencia de fortificaciones y el desarrollo urbano a partir de las plazas centrales en Tastil, se puede inferir la instalación de la población por aglutinamiento. El sitio se ubica justo en la estribación de la Puna, por lo que era un descanso obligado para los comerciantes, lo que se denomina ‘control de piso ecológico’ y tal como lo indica la diversidad de los restos encontrados. A partir de los primeros pobladores fueron sumándose otros y anexando luego otras poblaciones circundantes”.


Pero, ¿a cuál nación pertenecían sus antiguos habitantes?. Al parecer la cultura Atacama –que tuvo su epicentro en las costas del Pacífico- dominó en toda la zona de la Puna. Eran grandes traficantes, por lo que crearon una cultura simbiótica que influyeron y se dejaron influir por pueblos vecinos. Su lengua fue el cunza, de fonética simple, y tenían un sistema numérico decimal. Su organización social y religiosa es poco conocida aunque sus representaciones son fastuosas y guardan mucha relación con la gráfica encontrada en Tastil. Al parecer estarían organizados bajo un sistema patriarcal sin estratificación social, como se supone que fue el sitio salteño.


Sin embargo, a pesar de las investigaciones, el mayor enigma que encierra Tastil es su presuroso despoblamiento. Si bien son varias las posibilidades que se barajan como la aparición de enfermedades, el desmejoramiento de la capacidad ecológica y la sobrepoblación, lo cierto es que sus verdaderas razones se pierden en la Historia. Aún hoy los habitantes del pueblo rara vez trasponen las fronteras del sitio arqueológico.


Hasta entrado el siglo, cuando su fama trascendió y los viajeros comenzaron a detenerse en sus inmediaciones, Tastil todavía estaba regada por restos cuyas esquirlas aún pueden registrarse. Pucos, puntas de flecha, adornos, cucharas, etc., revelan un éxodo masivo e instantáneo. La ausencia de estratos que podrían probar la existencia de posteriores poblamientos, como probaron excavaciones en las habitaciones del pueblo, indican que tuvo una sola vida.

Los diseños del hombre-sol

Pero lo que más sorprende de la visita a Tastil es la existencia de más de 8.000 piezas de arte rupestre realizadas en piedras de origen volcánico. Petroglifos realizados con el procedimiento de percusión y raspado, aparte de técnicas combinadas, logran límpidas líneas que muestran una cosmovisión y una estética de características particulares. Para su mejor estudio, los sitios donde se encuentran se han dividido en áreas denominadas: La bailarina, El cerrito, Los danzantes y Boman, ubicados en Abra Romero, Los canchones a dos kilómetros del poblado, y El duraznito, ubicado en el paraje del mismo nombre.


Todos los petroglifos se han realizado en un esquisto cuarzo-albito-sericita. Esta roca ofrece inmejorables condiciones para el trabajo. Entre los motivos comunes pueden mencionarse los antropomórficos, las máscaras y rostros, los camélidos, felinos, ofidios, lagartos, ñandúes, geometrías puras y animales humanizados.


Rodolfo Raffino, que acompañó a Cigliano, destaca la presencia del conjunto “hombre-sol” en varias de las piedras. El estudioso señala también la existencia de escenas de la vida cotidiana como la danza, la inhumación de difuntos, el pastoreo de ganado camélido, la presencia de chamanes con el característico ajuar felínico, etc. “Es posible –dice Raffino- que estos personajes sean reflejos indicadores de la presencia en Tastil de un chamanismo representados por sacerdotes encargados de la práctica del culto.


Estas ideas de carácter telúrico nos representan a través de un lenguaje artístico precario, las formas de un complejo ritual dirigido hacia la fertilidad, a los cráneos y a los muertos. Por esto, los sitios donde se encuentra el arte rupestre, poseen carácter sagrado y solo son comparables con una mezquita o una catedral.


Releer la riqueza visual, estética y conceptual de los artistas antiguos, es entonces ingresar a su concepción del Universo, la interrelación del hombre con este mundo maravilloso, pavoroso.