PAYOGASTA

PAYOGASTA



A medida que el río desciende por el corredor montañoso que inaugura el nevado del Acay, la tierra regada cobra vida y adquiere otra fisonomía en las manos de quienes la labran. Se forman remansos, oasis poblados de alamedas y verdes campos de cultivo que contrastan con el paisaje rocoso amarillento propio de la región. Este rasgo característico junto a su riqueza natural fueron los más valorados por todos los grupos humanos que a lo largo de milenios conquistaron y poblaron ese valle norteño.



Del hombre hispano deviene el último mapa urbano que nació en la encomienda y derivó en una serie de caminos de postas y haciendas que permitieron transportar hasta hace un siglo manadas de ganado a pie hacia quienes los solicitaban desde regiones tan remotas como Chile o Lima (la antigua capital del Virreinato del Perú). A ese contexto histórico-económico perteneció don Luis Arias Navamuel, el encomendero de los indios Payogastas. El nombre deriva del quechua y denota una población viaje o antigua. Dicen que el paraje del que eran oriundos aparecía como el primer campo de la región labrado por el hombre y que su preciado valor deviene del contexto natural inmediato: el majestuoso nevado de Cachi mezclado con las barrancas terracotas que mueren en Cachi (10 kilómetros al sur) y un valle verde que aparece recortado por el río Calchaquí.



La vista panorámica desde las barrancas adivina en el paisaje a la recta del Tin Tin como si se tratara de una larga pista de aterrizaje y sumerge, a quienes viajaron por otros rincones de la América andina, en la historia mágica que teje su geografía. Las ruinas de Potrero de Payogasta, que se levantan al pie del cordón montañoso oriental del valle Calchaquí medio, informan sobre los caminos del antiguo Imperio Incaico y además sobre el derrotero de quienes navegaban por el mundo en busca de sitios donde explorar su mundo interno en comunión con el externo.



Hoy, como miembro integrante del departamento de Cachi, Payogasta es la segunda población de importancia del municipio y el primer pueblo que se divisa en la ruta que, siguiendo el pavimento de la 40 (nacional), desciende hacia Seclantás, Molinos, Angastaco y Cafayate. La 33 (provincial) empalma justo en la puerta de ingreso hacia el pueblo rumbo al norte (La Poma) y, por una estrecha quebrada, culmina en San Antonio de los Cobres luego de atravesar el Abra del Acay (4987 metros snm). En ese mismo nudo, otro camino de tierra que corre hacia el este lleva a los Potreros de Payogasta.



El centro del pueblo esta conformado por un reducido caserío. Entre ellos, el edificio más viejo es sin duda la capilla. Sobrias líneas para una fachada que resulta de un plano dividido por cuatro pilastras que se elevan sobre un zócalo y soportan el entablamiento simple que remata en un frontis triangular. En su interior guarda la imagen de la Inmaculada Concepción realizada en pasta, madera y tela encolada. También hay una imagen de San Pedro Apóstol (siglo XIX) y otra de la Virgen Peregrina (del mismo período) que atestiguan la fuerza de la impronta cristiana en las población vallista.