Alberto Granados

Alberto Granados


Alberto Granados se ganó un lugar en la memoria de todos los jóvenes de Argentina, en parte porque leyeron sobre la vida del "Che" y saben entonces quién fue, en parte porque muchos conocen la película "Diario de motocicleta".

Fue justamente "La Poderosa" quien lo llevó junto a su amigo, Ernesto, a lanzarse a la aventura de conocer caminos de Sudamérica. La historia es conocida, ya sea gracias a la memoria gráfica o a la memoria visual. Pero en éste caso, quien se presentó fue la memoria viva. El mismo Alberto Granados, ya con más de 80 "lúcidos" años, llegó a Salta, en parte para re-lanzar la tercera edición de su libro "Con el Che por Sudamérica", y por otro lado para finalizar con el rodaje de un documental a cargo del cineasta salteño Alejandro Arroz.

No fue una presentación formal la que transcurrió en el Teatro Provincial de Salta el 18 de Junio pasado, frente a la Plaza capitalina. Fue una charla abierta a la que asistió un número interesante de gente emocionda, de gente curiosa, de gente que tenía claro que Alberto Granados era parte de la historia Sudamericana.

Las preguntas fueron numerosas. Las primeras se relacionaban a Ernesto, claro, pero al Ernesto de jóven, al Ernesto ser humano. Historias durante el viaje en Bogotá, historias de fútbol, historias de rugby, historias de por qué tal o cual apodo. Luego llegó una pregunta, de un jóven: "¿Cómo encuentra Salta ahora, porque Usted vino por aquí con su moto "La Poderosa?" (fue mas o menos así). Inmedatamente, quienes acompañaban a Alberto (el "negro" Ramírez y Alejandro Arroz - periodista y cineasta respectivamente) aclararon su error al "pibe" antes de comentarle la pregunta justamente al protagonista del encuentro.

Para aclarar sobre el viaje en bicicleta, nada mejor que su libro. Comenta Alberto Granados en el último prólogo del libro (firmado en Setiembre de 2007) sobre los antecedentes previos al viaje que, de éstos dos muchachos, planeaban hacer sin saber que se convertiría en un "mítico": "También a él (por Ernesto Guevara) le gustaba mucho viajar, era más movido que yo, hizo un viaje en bicicleta (1950), así que tenía su experiencia, pero yo tenía mi propia experiencia: el viaje (que planeaban) había que hacerlo acompañado, no se podía hacer solo".

Ahora bien, los datos pueden confundirse y la gente puede no saber ciertos detalles de la vida del Che. Pero hubo otro jóven que parecía periodista, parado muy cerca del escenario, que pidió el micrófono para hacerle una pregunta a Alberto. La suya se centro en conocer la opinión de ese hombre octogenario sentado con una gorra típica de la revolución cubana, sobre cuáles - a su entender - fueron las virtudes del "Che" como persona. El no dudó, y aunque aclaró que eran muchas, marcó como principal su sensibilidad.

Ahora, ¿cómo se relacionan los viajes, la sensibilidad, la bicicleta, una moto, Ernesto y Alberto con un blog como éste?. Para muchos turistas, especialmente para quienes hoy en día prefieren autotitularse "viajeros", lo que realmente importa a la hora de manifestar su "distinción" (entre turista o viajero) es la búsqueda de conocimiento que encara el último, ya que la experiencia del viaje puede brindarle algo que además signifique "crecimiento personal o una forma de encuentro interior". Buscan sí, ese "viaje mítico", aunque nunca se sabe si se transformará en algo tan trascendente como el de Ernesto y Alberto. Lo que importa es lograr que sea trascendente para quien lo emprende.


Hay muchas historias en la red de personas (parejas, personajes solitarios, grupos de amigos) que investigaron cuál fue aquel recorrido del Che en bicicleta o el de los dos amigos parte en moto y gran parte en lo que encontraron a su paso, y lo re-hicieron. Al mismo tiempo, son numerosas las menciones marketineras que hacen referencia a "La ruta del Che". Sin embargo, al final de cuentas, y a modo de moraleja, quizá solo importe si esos caminos despertaron sus sensibilidaded o si han advertido que, por sobre las bellezas de América Latina, los siglos que llevan "sus venas abiertas" ha tenido consecuencias, y que ellas (las consecuencias) siempre suelen ir en contra del futuro de quienes la habitan. Claro, siempre se trata de los más débiles, de los niños, de los que menos posibilidades tienen, de los históricamente discriminados.


La pregunta será entonces: ¿vale o no la pena soñar con una sociedad más justa?. Y si un viaje como el de Ernesto Guevara y Alberto Granados despierta, al leerlo o al disfrutarlos en el cine o al escucharlo de boca de Alberto, estas mismas preguntas, entonces sus mensajes, acciones y recuerdos serán sin dudas serán realmente trascendentes para la sociedad en su conjunto.


Por lo demás, creo que el Che debe haber sido el gran tipo que todo libro retrata. Su amigo de la infancia dió también esa sensación


NOTA: La foto (completa) que encabeza este artículo fue extraída de la web del Gobierno de la Provincia de Salta.